No soy un hombre* soy un cisne**.
Antes de acabar mi tercer máster
y casarme habré probado
cada droga, cada postura, cada universitario
de al menos tres continentes;
los usamos como salita de comedor,
cuando nos vamos, los pobres batracios
están llenos de pipas, de compresas mojadas,
de joyería falsa que ya no nos apetece.
A eso llamamos el lado salvaje,
el territorio de los criados:
porque no entienden mi aburrimiento
me suponen Profundidad.
Diseño mi propia casa, permito
a los especialistas
intervenir en determinados espacios
que atañen a la estructura
pero nunca al acabado. Igual
sucede con mi vestido de novia,
el aderezo final del recogido
pertenece a la historia de tu patria.
Me criaron para sostener una pieza
de amatista o unos rubíes birmanos,
–“sangre de paloma” los llaman–.
Pero no soy una paloma, recuerda:
soy un cisne, me deslizo y me deseas,
soy el poder también para tu cuerpo
y tengo más de 300 bolsos.
*Según la RAE, Hombre: (Del latín. homo,nis). Ser
animado racional, varón o mujer.
**Jóvenes elegantes de la alta sociedad.
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