sábado, 28 de mayo de 2011

Entrevista a Cristina Morano. Por María Solís, Culturamas

P: Dices en una nota incluida en tu libro El ritual de lo habitual que su objeto es «promover una reflexión sobre el poder y la obediencia, y el cuerpo como lugar donde se configura esa dialéctica». ¿Por qué elegiste este tema? ¿Cómo nace El ritual de lo habitual?
R: El libro nace en un momento raro en mi vida, en el que por circunstancias personales, era incapaz de hacer poesía introspectiva, íntima. Sin embargo, la necesidad de escribir estaba ahí, intacta, potente, como siempre. Así que un día que no tenía nada que hacer en el trabajo, gracias a la crisis, –le debo muchas cosas a la crisis económica, le debo casi la vida–; abrí el Google y me puse a «versificar» aquellas noticias que me interesaban. Como ya me las había leído casi todas, para no aburrirme, porque este es un proyecto fundamentalmente dirigido a no aburrirme, incidí en aquellas que contenían mujeres y dentro de ellas las que contenían mujeres «malas».
(Seguir leyendo aquí)

viernes, 22 de abril de 2011

Entrevista a Mar Benegas por Rebeca Álvarez. Culturamas

creo que la poesía ha de universalizar el yo poético. No es que se esconda si no que se comparte, se cede y deja de pertenecer al poeta. Poder verse en los versos, que el autor pierda su nombre, la voz poética ha de superar al individuo, ha de ser compartible y universal, ha de ser colectiva y comunal, por ello creo que la poesía es revolución y también generosidad, la poesía es un puente a lo utópico, allí donde se encuentren todas las personas. (seguir leyendo aquí)

viernes, 15 de abril de 2011

Sobre "El ritual de lo habitual", por David González

Sigo con Elche. Con Cristina Morano. Que me regaló su último poemario: El ritual de lo habitual. ¿Qué puedo decir sobre Cristina? Que en mi opinión es una de las poetas españolas contemporáneas con mayor talento o genio poético. Y cada nuevo poemario viene a confirmarlo. Y aunque solo fuera por este poemario que me leí en el tren de Alicante a Madrid y que he vuelto a releer ya en mi casa, ya habría merecido la pena mi viaje a Elche.(leer completo aquí)

miércoles, 13 de abril de 2011

Presentación en Libertad

El sábado 7 de mayo,
a las 19h,
nueva presentación de Candela
en el Café Libertad
C/Libertad, 8
metros Gran Vía, Chueca y Banco de España

Con la presencia de
Cristina Morano, El ritual de lo habitual 
Ana García CejudoHojas del cuaderno negro
Helena Rodrígueznunca-de-sus-ojos y otras semillas
Estrella Juárez, Con voz de punta
Tirsa Caja,  Los más queridos nombres
 y Rebeca Álvarez Casal del Rey, Suponiendo la cicatriz 
como posibilidad de la herida

También se presentarán los poemarios: 
Niña pluma, niña nadie, de Mar Benegas
La mujer anochecía de Ada Menéndez
y Breve testimonio de una mirada, de Ana Vega

Entrevista a Ana Vega en Cadena Ser

http://soundcloud.com/ana-vega-1/anavega

jueves, 7 de abril de 2011

12 horas de poesía

El sábado 9 de abril presentamos la colección en Viladecans.
Vilapoética es un acto de 10 a 22h, inaugurado con pregón de Santi Tena y con un montón de actividades poéticas a lo largo del día.
A las 18.30 Candela estará en la Sala Polivalente, representada por nuestra autora Ada Menéndez y por la coordinadora, Rebeca Álvarez, que recitará en representación de las autoras que no han podido asistir al encuentro.
Será en Can Xic, 1, en la Avda. Josep Tarradellas

lunes, 4 de abril de 2011

Mar Benegas en La biblioteca imaginaria". Reseña y entrevista de Eva Monzón

¿Qué es para ti escribir?


Escribir es una necesidad vital. Las personas que escribimos solemos tener  la necesidad compulsiva de hacerlo, a mí también me pasa.


De todas las disciplinas literarias, ¿es para ti la poesía la más expresiva?


Bueno, es con que la que mejor puedo traducir ciertas imágenes que me habitan. La poesía es el anhelo de expresar lo inexpresable. Significar lo onírico o lo que carece de un significado lógico o racional. Tiende a la elasticidad de lo unívoco, con la poesía se pueden observar, en la relectura, los diversos subsuelos, la extracción del lector o del que escribe, la convierte en un pozo sin fondo.

Lo que puedo decir con la poesía, es lo que no puedo decir de ningún otro modo, por eso escribo poesía. (seguir leyendo aquí)

domingo, 3 de abril de 2011

Sobre "El ritual de lo habitual", de Cristina Morano. Por Alberto García-Teresa. Culturamas

«Decidme qué es el poder», se pregunta una de las voces de El ritual de lo habitual. «¿Por qué querría nadie / desobedecer?», concluye otra. Pues por todo lo expuesto por Cristina Morano en este poemario descarnado, ambicioso en su propuesta y por su dureza, muy coherente y unitario, que analiza las consecuencias de la acción del poder sobre otros, sobre sus cuerpos y sobre sus mentes, y sobre el cuerpo y la mente propios.
El libro plantea la función de la obediencia, de la complicidad en la tortura, en la injusticia. ¿Es posible evadirse de esa responsabilidad? ¿ Cuánto se colabora con el sufrimiento al tolerarlo?
La escritora lanza esas preguntas a través de los personajes, de las dieciocho mujeres que hablan en cada uno de los poemas de la obra (a la última de ellas le dedica una serie de cinco piezas), numerados y en cuyo título se especifica quién es la protagonista. Mediante el monólogo dramático, haciendo uso especialmente del registro narrativo, Morano indaga en cuánto deshumaniza el Poder y la sumisión, dejando hablar a esos náufragos en su degradación («mi hijo es fruto de una orden»). (seguir leyendo aquí)

martes, 22 de marzo de 2011

Alberto Infante presentó "Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida", de Rebeca Álvarez


Comencé la lectura de este libro por el primer poema titulado Cuervo y me dije: Poe.
Releí el célebre poema de Poe buscando algún eco. Luego me fijé mejor en el poema de Rebeca y reparé en el último verso: "De momento el cuervo no es más que un pájaro".
¿De momento? me dije. ¿Qué más que pájaro es el cuervo de Poe?
Entonce me fui al final, a la última estrofa del último poema de este libro de Rebeca: "Si fuésemos sombras. Si solo almas. Si Platón". Esto, me dije, lo hubiera firmado Poe. Y Kafka, su gran admirador. Y Marcel Schob. Y Borges.
En esa clave seguí leyendo A lo largo del día y La casa tuerta y El acto de escuchar. A continuación me quedé parado en Suponiendo la ausencia al que da entrada un verso de Gamoneda y que termina con una estrofa definitoria:
"Bocas diminutas muerden gangrenando el adiós, 
impidiendo al tiempo su función analgésica.
Suponiendo la existencia del tiempo para lamer las llagas.

Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida.
Y suponiendo que la ausencia coagule rodeada de insectos."

Hay versos que valen por todo un libro. En esta estrofa están cinco de ellos.
En fin que cuando concluí el Aquelarre que sigue y me había confirmado en mis primeras impresiones, me topé con Freudiana princesita y eso me hizo cambiar la clavija.
Los hermanos Grimm, me dije. Pero no cualesquiera hermanos Grimm sino los hermanos Grimm del Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas de Bruno Bettelheim.
Claro que, que yo recuerde, Bettelheim nunca escribió "La soledad no tiene antónimo / y su repetición/ es el triunfo del sapo / sobre el hombre". Para escribir eso no basta con ser lector y psicoanalista y culto. Se requiere ser poeta.
A lo que sigue, cómo no, el incesto. Es decir, Amstetten. La hija del monstruo. A los monstruos les pasa como al Terror, o al Mal: son cotidianos y banales. Compran el pan y el periódico en nuestra misma esquina. Comparten ascensor y escalera con nosotros.
Un poema que arranca de nuevo con precisión de escalofrío: "Fui devorada por el nido".
Y tras el monstruo, la oruga, la crisálida, el insecto. Pues solamente siendo "oruga pariendo bajo el césped" pueden escucharse "las raíces de los árboles al clavarse en la tierra".
Y hay que oírlas para saberse "sin sombra, existiendo apenas" en un "cuerpo mil veces violado" dando "a luz en oscuridad y silencio", dudando sobre si se vive o se muere, sobre si pesadilla o espejo, tal como nos plantea Rebeca.
Es decir, deseando y temiendo librarnos de la prisión y seguir en ella, "encontrar otra mano en la búsqueda del interruptor". Es decir, no sabiendo si queremos encontrarnos, por fin, con el verdadero Otro, el que está ahí afuera y por eso mismo puede ser liberador, y no con el depredador cotidiano, tupido y viscoso, que nos acecha desde su bigotito negro.
Con este poema concluye la primera parte del libro que, no por casualidad, Rebeca ha titulado La noche de perfil y que contiene nueve poemas tan potentes como originales, tan hermosos como terroríficos. Así que ya saben, hagan como yo: léanla justo antes de irse a dormir.
Y si en la noche estábamos que es, por supuesto, la del ciclo cósmico y la del Inconsciente, la de la de la prisión material y la de las cadenas mentales que tiran de nosotros hacia la anulación y la locura, en Antes del aire damos un paso hacia otra cosa.
Un paso difícil, tortuoso, pero paso al fin y al cabo, que nadie nos prometió nada, y mucho menos que el camino a la liberación fuera una excursión campestre. Ni que huir de una opresiva infancia "hacia un mundo en busca de aire", nos garantizara una salida, un futuro.
Algunas poetas – se me ocurren tres: Sylvia Plath, Anne Sexton y Alexandra Pizarnik con cuyas obras comparte este libro, por cierto, más de un referente – no la encontraron. O, al menos, no en el "preciso bisturí de las palabras" como sugiere Rebeca en algún momento.
Llamar a las cosas por su nombre, es decir violación a la violación, incesto al incesto, monstruo al monstruo aunque se tu padre (o precisamente porque lo es) ayuda. Vaya si ayuda. Pero no basta. Luego hay que vivir con la cicatriz. Y la cicatriz, bien lo sabemos, se contrae y se dilata con los cambios de tiempo, duele cuando hace frío y en ocasiones supura.
Como tampoco basta con la fuerza del tema para hacer buena poesía. Se requieren, además, riqueza verbal, sentido del ritmo, imaginación, sentimiento. Y una lenta y paciente orfebrería que permita construir joyas como:
"las almas que han sido torturadas
parten de más lejos,
su verdad
se bifurca en el inicio"

O como:
"Descuartizada nunca vivirás
esa vida sin muletas que aguarda,
tan lejos de ti, plagada de arañazos."

Pues en cada niña violada, en cada mujer agredida, todas las niñas y mujeres del mundo. Y también los hombres, que hemos fabricado al monstruo y deberemos destruirlo. Por todas ellas, claro. Y también por nosotros mismos.
Porque como hemos aprendido, la idea de víctima resulta "inseparable de la idea de culpa" y cuánto más avanzas "más te retiene el ancla del verdugo".
Últimamente estas son - menos mal - ideas que se publicitan y discuten. Con esa propensión a la banalidad, por desgracia inseparable del papel couché y del teatro catódico. Pero bueno: por lo menos se discuten.
Y, sin embargo, lo que atrapa en los poemas de Rebeca no son tanto las ideas sino su forma.
En poesía – vuelvo a Poe - la forma es la idea y esta solo puede existir, adquirir sustancia, seducirnos o retarnos de una determinada manera y no de otras.  La forma, tal como hace Rebeca desde el primer verso, nos mete de lleno en un universo, nos envuelve en una atmósfera. Y es ahí, en esa atmósfera que ellos mismos construyen, donde los poemas de Rebeca alanzan su expresión más alta.
Hasta que, poco a poco al principio, algo más aceleradamente después, "se van rompiendo las aguas de la realidad, su fluir revienta diques" y se produce esa "onda expansiva" que nos arranca de la infancia, de la agobiante atmósfera de la infancia. Como dice Rebeca:
"Al final solo quedan
flores rojas en una tumba
y son el comienzo del camino

Lo que pasa es que, como postula Reimpresión, la tercera y última parte de este libro, de todo ello se adquiere conciencia – si se adquiere – más tarde. En general, demasiado tarde. Y a uno siempre le queda la desagradable sensación de que, por mucho que el cuervo de Poe repita "Nunca más, nunca más" posado sobre el busto de Atenea, esa conciencia nunca es completa. Que siempre hay algo más.
Porque, para empezar, señala Rebeca "¿Qué hacer de la ira / cuando se ignora la ubicación de la cenizas?"
Y, en segundo lugar, porque pese al tiempo transcurrido, y al dolor, y al esfuerzo, a menudo "el alien que te habita  / une la infancia con la punta de tus pies" (por cierto, magnífico El vodka y la misandria, poema donde está este verso)
O, lo que es lo mismo, que Las secuelas del incesto anidan en el subconsciente durante los meses de calor tal como titula el último, y en mi opinión, uno de los más logrados poemas del libro, ese que concluye, déjenme que lo repita:
"Si no tuviéramos cuerpo, si la estivación
del cocodrilo no supusiera una amenaza.
SI las manos
no  fueran un atajo hacia la luz.
Si fuésemos sombras. Si solo almas. Si Platón"

Pero no los somos. O no solamente. Y, desde luego, Platón es mejor que Prozac. Y que vodka. Y que cualquier crucifixión más o menos ebria sobre cualquier catre. Pero la terapia última - Freud dixit – se resume en dos compromisos: Amor y Trabajo.
Así de difícil.
Así de simple.
A lo que yo añadiría un tercero: la Poesía.
Como género literario, la Poesía probablemente sea el que peor se explica y el que menos lo necesita. A quienes leemos y escuchamos poesía, nos importa poco qué fue lo que el poeta quiso decir, o si quiso decir algo. Para nosotros, el poema es aquello que lo leído u oído desencadena en nuestro interior. Lo que cada uno de nosotros siente y vive, y se descubre con ganas de sentir y de vivir, gracias a él. Lo cual, por cierto, suele variar cada vez que lo leemos o lo escuchamos.
Yo me he permitido compartir hoy con ustedes algunas de las cosas que la lectura de este primer libro de Rebeca me ha evocado.  En el Prólogo que le ha escrito, Julieta Valero, propone otra evocación, otra lectura.
Eso tiene la buena poesía: que resulta inagotable porque permite y propone interpretaciones múltiples.
Este libro las permite porque es bueno. En realidad, es muy bueno. ¿Y saben por qué lo sé? Porque leyéndolo he sentido envidia. Ya me hubiera gustado haber publicado a la edad de Rebeca un primer libro como éste. Violento y tierno. Hermoso y terrible. Comprometido, como debe ser, en el más íntimo y profundo sentido de la palabra.
Se lo recomiendo de veras.
Muchas gracias Rebeca por haberlo escrito y por atreverte a publicarlo.
Y muchas gracias a Amargord, es decir, a Chema de la Quintana, por lanzar una colección como Candela y por haberlo editado.

Alberto Infante
Marzo 2011

sábado, 26 de febrero de 2011

Presentación en La Casa del Libro de "El ritual de lo habitual", de Cristina Morano

El próximo lunes
28 de febrero
Cristina Morano estará en Madrid
presentando El ritual de lo habitual.
En la mesa también estarán José Ángel Barrueco
y Rebeca Álvarez.
Será en La Casa del Libro (c/Hermosilla, 21)
a las 19h

Poemas, biografía y más sobre Cristina Morano (aquí)
Blog personal de la autora (aquí)

sábado, 29 de enero de 2011

Triple presentación de tres de las autoras de Candela


Ana García Cejudo
presentará su segundo poemario Hojas del cuaderno negro.

h-elena rodríguez (aquí)
presentará nunca de sus ojos y otras semillas
poemario con el que ganó el I premio de poesía Marcos R. Pavón organizado por la FCP José Hierro
y que ahora pasa a formar parte de la colección Candela. 

Rebeca Álvarez Casal del Rey (aquí)
presentará la segunda edición de su poemario
Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida
con nuevos poemas y sin making of.

Será en un acto organizado por Bolo
Será en Andy´s Bar
c/ Lavapiés esquina con c/ Jesús y María
Metros Lavapiés y Tirso de Molina
El sábado 5 de febrero
a las 21h







viernes, 28 de enero de 2011

Biografía Tirsa Caja


Tirsa Caja es licenciada en Psicología y profesora técnica de Vidrio y Cerámica. Asiste a varias tertulias como la del grupo “Poetas Conversos” y “Poetas con Hierro” integrado éste último en las actividades de la Fundación Centro de Poesía José Hierro, en las cuales participa activamente desde 2007.
Durante este tiempo ha participado en recitales colectivos y en el programa de radio especializado en poesía La Estación Azul, dirigido por Ignacio Elguero.
Ha publicado poemas en diversas páginas web, en la Revista Virtual Iberoamericana Termita Caribe, en la revista Cuadernos del Matemático y en la antología Boca aboca, editada por la Fundación Centro de Poesía José Hierro. Cabe destacar también su papel como fundadora y parte del consejo editorial de la  revista de creación poética Atlas de Divagantes.

miércoles, 26 de enero de 2011

Por Jesús Ge. Presentación de "Niña pluma, Niña nadie", de Mar Benegas, en la FNAC (Valencia)

En el mundo se abre una grieta.
Y dentro de la grieta se extiende el dolor de los no-visibles.
Caminar por ella supone tomar partido. “Caerá la sed, pero no el camino”.
Arribar desde muy lejos, llegar a la compasión de una madre que observa en la distancia a los niños.
A otros niños (que quizá seamos nosotros).
Y sentir desde ellos cómo la Realidad está asfixiando lo real, lo propio, lo imaginado. Cómo se fortalecen y se construyen lentamente las corazas de lo cotidiano. Entender el día a día como la pérdida de un paraíso eterno, infantes de un reino sin tiempo.
“por eso los niños nos morimos de pena”

Llegamos desde muy lejos, y arrastramos con nosotros las máscaras que disfrazan la niñez. Y, como seres frágiles e indefensos, reímos y lloramos.
La poeta no puede más que admirar este derruido mundo que nos acoge y, llena de rabia, reaccionar con estos poemas, “llorando canciones de leche”.

Pero no todo es desazón y abatimiento. Aparece en nosotros –metáfora de la infancia- el lenguaje como un júbilo, un juguete al que acunamos, nombrar el odio, la muerte, el mañana como un primer paso para la esperanza.
Inventar otro mundo, levantar otros hogares, otros rincones.
El abrazo y la caricia es el otro lenguaje que nos abriga, la otra palabra cálida que puede salvarnos.
“así nace la Poesía. (…)
la voz de los oprimidos emana de esta orgía”

Y en el lugar de la muerte
“lugar donde el grito
busca la espalda”
surge una niña frágil, una niña pluma.
Que se encuentra con las huellas de los otros niños que corren,
con su propia huella, con su memoria.
Con ese “círculo invisible” que la rodea y la protege.
memoria y aire”.
¿de dónde llega?
¿de dónde llega esta niña nadie?
¿cuál fue su verbo primero?
sus cristales, sus angustias,
¿quién la desheredó de sus tierras?
¿quién cortó palabras en el aire?
después el miedo, “el miedo es mudo y se muere de palabras”.
Y con todos estos mimbres calcinados,
reconoce la poeta su pasado zahorí
su búsqueda… entre las plumas de las aves,
la quietud de los recuerdos, de su hogar,
su infierno estable,
“el silencio de los objetos
y de las grietas en las paredes”

Pero en el fondo sabe,
la niña pluma, la niña nadie
que siempre en la palabra,
“entre los escombros”
quedará un hueco
para sobrevivir…

lunes, 24 de enero de 2011

Cuervo (Rebeca Álvarez Casal del Rey "Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida")

Cuervo


Hay un resto de noche junto al día que empieza.

Hay un resto de noche de perfil,
próximo a la piscina. Su ojo
es el punto de fuga del jardín,
su silueta forma sombras chinas sobre el muro,
enjaulada por verjas
que el reflejo del agua hace temblar.

Hay un resto de noche de perfil
despeinando muñecas
cerca del mediodía.
Y de pronto abanica
el aire que lo encierra
y callan las chicharras un instante.

También hay una niña,
está tumbada al sol, sobre la hierba.
Y hay un resto de noche de perfil,
tal vez (si le dejara) besaría sus ojos.
Pero la niña duerme,
de momento el cuervo no es más que un pájaro.

Presentación de "Niña pluma, Niña nadie", de Mar Benegas, en la FNAC (Valencia)

Nueva presentación de Niña pluma, Niña nadie 
de Mar Benegas
en la FNAC de San Agustín (Valencia).

Se proyectarán vídeo-poemas  de algunos textos del poemario, realizados por el artista visual Jmi Gómez
Y habrá música de la mano de Lucho Roa, cantautor que ha musicado algunos de los poemas del libro.


El acto será presentado por Jesús Ge, que dirá unas palabras sobre Niña pluma en sustitución del prologuista, Víktor Gómez, que no podrá asistir.
También intervendrá Rebeca Álvarez, coordinadora de la colección Candela, a la que pertenece el poemario (Amargord Ediciones).


Será el próximo martes 25 de enero a las 19.00h
Os esperamos!

"Hoy has amanecido así" (Tirsa Caja, "Los más queridos nombres")


Hoy has amanecido así,
circunstancial
desperezado para el único día

contemplativamente

nace un guijarro
se desnuda el agua
se suicida un gorrión

sin tu consentimiento

y no eres
sino estás

esperando que todo se resuelva a sí mismo.

LO REAL Y LO SINIESTRO. Reseña de Culturamas sobre "Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida", de Rebeca Álvarez. Por María Solís

Poema de "Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida". Rebeca Álvarez Casal del Rey

Las secuelas del incesto anidan en el subconsciente durante los meses de calor

El interruptor de la lámpara, compañía
de cama. Silencio.
Algo bulle a lo lejos en el fondo del sueño.

La superficie
del agua
parece una capa sólida
que pudiera levantarse con las manos. Trepanación.
Su oscuridad
podría esconder
algo.

Una existencia inmóvil
aguarda. Seres
prediluvianos y dentados.
Sólo saber
que están ahí, que existen,
hace despertar.
El sudor, el pánico, el grito. La luz.
Siempre la luz
y su eterno idilio con la mano.

Demasiados
documentales. El sexo,
supone conversación y tiempo,
cuando se practica en compañía. 
¡Tantos rodeos!
Si exisitieran caminos más cortos...
Si realmente (como rezan los tópicos)
el hombre fuese el macho fecundador 
que va directo al grano
y se repliega tras la cópula.
Y no insomnia a tu lado.

Si no tuviéramos cuerpo, si la estivación
del cocodrilo no supusiera una amenaza. 
Si las manos
no fueran un atajo hacia la luz.
Si fuésemos sombras. Si sólo almas. Si Platón.

                                     

La pesadilla y el espejo (Rebeca Álvarez Casal del Rey "Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida")

La pesadilla y el espejo


Enredado a las sábanas bulle y respira;
sueña que desciende
de la frágil genealogía de los sepultureros,
jardineros de la muerte,
de salud delicada y escasos cimientos.
Da un respingo,
casi despierta al soñar un tropiezo
en su avanzar por la duermevela.

El problema vino
de la luz (y del espejo).

Las serpientes del desasosiego,
escurriéndose por las sábanas,
lo convirtieron en el vaso
que se le rompió en la cocina a medianoche.
Le daba un poco de pudor mostrase así,
pues su condición de recipiente
no permitía el uso de cosméticos.
A pesar de las costuras,
siguió avanzando; o al menos lo intentó.
Enraizado a las baldosas se acaba el trayecto.
¡Inútiles cimientos!
Si al menos le aportasen
un poco de equilibrio...

Bajo sus pies, los añicos (hambrientos y dentados)
de sí mismo.
Se filtraba un poco de claridad
por las ranuras de la persiana,
pero al final la sombra llegó,
cargada de amnesia.
Y de quietud.

El problema vino
de la lámpara, los fragmentos
se reflejaron
en el fastidio de unos ojos.
Entonces el problema
vino de la escoba;
la escena quedó
idéntica a sí misma,
descansando en paz,
pero con una elipsis.

Vómito sobre la alfombra
–festín psicoanalítico–
clasificado por colores y tamaños.
El carcelero le preguntó
(con suma educación)
si sería tan amable de permitirle
extender sus intestinos por el suelo,
a ver si así encontraban el foco del problema.

Un momento antes
aún era todo remediable.
Se abrió la camisa, introdujo
los dedos en la piel hasta llegar al hígado,
y sobre sus palmas lo tendió –toma
y come.

A los pies
del lecho de muerte del verdugo
–como voy a morir, hijo,
tendrás que relevarme y ser
tu propio carnicero. Te ayudarán
estos clavos,
dejaremos que se oxiden a la intemperie
hasta que llegue el momento.
Y cuando llegue yo
me enterraré a mí mismo.

Ebullición de peces ahogándose entre la piel
y el pijama.
Despierto, de pronto,
por la terrorífica certeza de la lucidez del jardinero.

Su mano temía encontrar otra mano
en la búsqueda del interruptor.

Al encenderse la bombilla, un poco de paz.
Algunos actos nos definen –pensó–
de modo irreversible.

domingo, 23 de enero de 2011

"El silencio es caníbal" (Tirsa Caja, "Los más queridos nombres")

El silencio es caníbal,
devora el interior sin compartirse.

Afuera todo en orden.

Fragmento del prólogo de "Los más queridos nombres", de Tirsa Caja. Por Eva Chinchilla


"La voz de Tirsa Caja no es de las que tienen la intención de conducirte por un sentido único, tampoco por las vías del doble sentido,  antes es una voz de las que abren posibilidades: Ella tenía en su voz los registros necesarios,/ Los sentidos abiertos en todas las palabras.  Al escucharla cualquiera puede comprobar cómo de manera extraordinaria su timidez actúa de megafonía: de una voz si no rota, sí polifónica de cortes y pausas, si no dodecafónica, sí con algo tan irresistible como resistente en ella: además de los registros de una voz, los modos de herirla o desaparecerla, algo que sabe hacer con maestría en tantos poemas de Los más queridos nombres.
(...)
Y la experiencia de su poesía, indudablemente también canto: mejor que nadie, como tantas otras verdades, lo sabe decir el poeta Manolo Romero,  gran duende de este libro: “es esta una voz hacia dentro, una voz de fado”.  Y si añadimos la analogía caja-jaula es porque en poesía, como en otras artes, el uso de lo real se pone al servicio también de la transformación de lo real. La poesía de Tirsa atraviesa y derrumba fragmentos de lo real, y si te aferras únicamente a lo que quedó en pie, estarás renunciando a la posibilidad de una transformación: convertirás el principio de un derrumbamiento que permite la salida, el viaje interior, la mutación -al modo de esas cajas en cuyo interior sucede la magia, sobre todo la de juntar lo seccionado previamente-  en una jaula. Si te atreves, lo que se mantiene de tu realidad podrá equipararse ahora con aquello otro a lo que te asoma. Si te asustas, permanecerás convertidx en aquello que te impide salir y que además es aquello a lo que te aferras: quedas expuesto, pero no libre; con todo, aún entonces Caja ofrece la magia generosa de mostrarte la jaula o la isla en la que tanto de ti aún vive." 


EVA CHINCHILLA