sábado, 29 de enero de 2011

Triple presentación de tres de las autoras de Candela


Ana García Cejudo
presentará su segundo poemario Hojas del cuaderno negro.

h-elena rodríguez (aquí)
presentará nunca de sus ojos y otras semillas
poemario con el que ganó el I premio de poesía Marcos R. Pavón organizado por la FCP José Hierro
y que ahora pasa a formar parte de la colección Candela. 

Rebeca Álvarez Casal del Rey (aquí)
presentará la segunda edición de su poemario
Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida
con nuevos poemas y sin making of.

Será en un acto organizado por Bolo
Será en Andy´s Bar
c/ Lavapiés esquina con c/ Jesús y María
Metros Lavapiés y Tirso de Molina
El sábado 5 de febrero
a las 21h







viernes, 28 de enero de 2011

Biografía Tirsa Caja


Tirsa Caja es licenciada en Psicología y profesora técnica de Vidrio y Cerámica. Asiste a varias tertulias como la del grupo “Poetas Conversos” y “Poetas con Hierro” integrado éste último en las actividades de la Fundación Centro de Poesía José Hierro, en las cuales participa activamente desde 2007.
Durante este tiempo ha participado en recitales colectivos y en el programa de radio especializado en poesía La Estación Azul, dirigido por Ignacio Elguero.
Ha publicado poemas en diversas páginas web, en la Revista Virtual Iberoamericana Termita Caribe, en la revista Cuadernos del Matemático y en la antología Boca aboca, editada por la Fundación Centro de Poesía José Hierro. Cabe destacar también su papel como fundadora y parte del consejo editorial de la  revista de creación poética Atlas de Divagantes.

miércoles, 26 de enero de 2011

Por Jesús Ge. Presentación de "Niña pluma, Niña nadie", de Mar Benegas, en la FNAC (Valencia)

En el mundo se abre una grieta.
Y dentro de la grieta se extiende el dolor de los no-visibles.
Caminar por ella supone tomar partido. “Caerá la sed, pero no el camino”.
Arribar desde muy lejos, llegar a la compasión de una madre que observa en la distancia a los niños.
A otros niños (que quizá seamos nosotros).
Y sentir desde ellos cómo la Realidad está asfixiando lo real, lo propio, lo imaginado. Cómo se fortalecen y se construyen lentamente las corazas de lo cotidiano. Entender el día a día como la pérdida de un paraíso eterno, infantes de un reino sin tiempo.
“por eso los niños nos morimos de pena”

Llegamos desde muy lejos, y arrastramos con nosotros las máscaras que disfrazan la niñez. Y, como seres frágiles e indefensos, reímos y lloramos.
La poeta no puede más que admirar este derruido mundo que nos acoge y, llena de rabia, reaccionar con estos poemas, “llorando canciones de leche”.

Pero no todo es desazón y abatimiento. Aparece en nosotros –metáfora de la infancia- el lenguaje como un júbilo, un juguete al que acunamos, nombrar el odio, la muerte, el mañana como un primer paso para la esperanza.
Inventar otro mundo, levantar otros hogares, otros rincones.
El abrazo y la caricia es el otro lenguaje que nos abriga, la otra palabra cálida que puede salvarnos.
“así nace la Poesía. (…)
la voz de los oprimidos emana de esta orgía”

Y en el lugar de la muerte
“lugar donde el grito
busca la espalda”
surge una niña frágil, una niña pluma.
Que se encuentra con las huellas de los otros niños que corren,
con su propia huella, con su memoria.
Con ese “círculo invisible” que la rodea y la protege.
memoria y aire”.
¿de dónde llega?
¿de dónde llega esta niña nadie?
¿cuál fue su verbo primero?
sus cristales, sus angustias,
¿quién la desheredó de sus tierras?
¿quién cortó palabras en el aire?
después el miedo, “el miedo es mudo y se muere de palabras”.
Y con todos estos mimbres calcinados,
reconoce la poeta su pasado zahorí
su búsqueda… entre las plumas de las aves,
la quietud de los recuerdos, de su hogar,
su infierno estable,
“el silencio de los objetos
y de las grietas en las paredes”

Pero en el fondo sabe,
la niña pluma, la niña nadie
que siempre en la palabra,
“entre los escombros”
quedará un hueco
para sobrevivir…

lunes, 24 de enero de 2011

Cuervo (Rebeca Álvarez Casal del Rey "Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida")

Cuervo


Hay un resto de noche junto al día que empieza.

Hay un resto de noche de perfil,
próximo a la piscina. Su ojo
es el punto de fuga del jardín,
su silueta forma sombras chinas sobre el muro,
enjaulada por verjas
que el reflejo del agua hace temblar.

Hay un resto de noche de perfil
despeinando muñecas
cerca del mediodía.
Y de pronto abanica
el aire que lo encierra
y callan las chicharras un instante.

También hay una niña,
está tumbada al sol, sobre la hierba.
Y hay un resto de noche de perfil,
tal vez (si le dejara) besaría sus ojos.
Pero la niña duerme,
de momento el cuervo no es más que un pájaro.

Presentación de "Niña pluma, Niña nadie", de Mar Benegas, en la FNAC (Valencia)

Nueva presentación de Niña pluma, Niña nadie 
de Mar Benegas
en la FNAC de San Agustín (Valencia).

Se proyectarán vídeo-poemas  de algunos textos del poemario, realizados por el artista visual Jmi Gómez
Y habrá música de la mano de Lucho Roa, cantautor que ha musicado algunos de los poemas del libro.


El acto será presentado por Jesús Ge, que dirá unas palabras sobre Niña pluma en sustitución del prologuista, Víktor Gómez, que no podrá asistir.
También intervendrá Rebeca Álvarez, coordinadora de la colección Candela, a la que pertenece el poemario (Amargord Ediciones).


Será el próximo martes 25 de enero a las 19.00h
Os esperamos!

"Hoy has amanecido así" (Tirsa Caja, "Los más queridos nombres")


Hoy has amanecido así,
circunstancial
desperezado para el único día

contemplativamente

nace un guijarro
se desnuda el agua
se suicida un gorrión

sin tu consentimiento

y no eres
sino estás

esperando que todo se resuelva a sí mismo.

LO REAL Y LO SINIESTRO. Reseña de Culturamas sobre "Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida", de Rebeca Álvarez. Por María Solís

Poema de "Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida". Rebeca Álvarez Casal del Rey

Las secuelas del incesto anidan en el subconsciente durante los meses de calor

El interruptor de la lámpara, compañía
de cama. Silencio.
Algo bulle a lo lejos en el fondo del sueño.

La superficie
del agua
parece una capa sólida
que pudiera levantarse con las manos. Trepanación.
Su oscuridad
podría esconder
algo.

Una existencia inmóvil
aguarda. Seres
prediluvianos y dentados.
Sólo saber
que están ahí, que existen,
hace despertar.
El sudor, el pánico, el grito. La luz.
Siempre la luz
y su eterno idilio con la mano.

Demasiados
documentales. El sexo,
supone conversación y tiempo,
cuando se practica en compañía. 
¡Tantos rodeos!
Si exisitieran caminos más cortos...
Si realmente (como rezan los tópicos)
el hombre fuese el macho fecundador 
que va directo al grano
y se repliega tras la cópula.
Y no insomnia a tu lado.

Si no tuviéramos cuerpo, si la estivación
del cocodrilo no supusiera una amenaza. 
Si las manos
no fueran un atajo hacia la luz.
Si fuésemos sombras. Si sólo almas. Si Platón.

                                     

La pesadilla y el espejo (Rebeca Álvarez Casal del Rey "Suponiendo la cicatriz como posibilidad de la herida")

La pesadilla y el espejo


Enredado a las sábanas bulle y respira;
sueña que desciende
de la frágil genealogía de los sepultureros,
jardineros de la muerte,
de salud delicada y escasos cimientos.
Da un respingo,
casi despierta al soñar un tropiezo
en su avanzar por la duermevela.

El problema vino
de la luz (y del espejo).

Las serpientes del desasosiego,
escurriéndose por las sábanas,
lo convirtieron en el vaso
que se le rompió en la cocina a medianoche.
Le daba un poco de pudor mostrase así,
pues su condición de recipiente
no permitía el uso de cosméticos.
A pesar de las costuras,
siguió avanzando; o al menos lo intentó.
Enraizado a las baldosas se acaba el trayecto.
¡Inútiles cimientos!
Si al menos le aportasen
un poco de equilibrio...

Bajo sus pies, los añicos (hambrientos y dentados)
de sí mismo.
Se filtraba un poco de claridad
por las ranuras de la persiana,
pero al final la sombra llegó,
cargada de amnesia.
Y de quietud.

El problema vino
de la lámpara, los fragmentos
se reflejaron
en el fastidio de unos ojos.
Entonces el problema
vino de la escoba;
la escena quedó
idéntica a sí misma,
descansando en paz,
pero con una elipsis.

Vómito sobre la alfombra
–festín psicoanalítico–
clasificado por colores y tamaños.
El carcelero le preguntó
(con suma educación)
si sería tan amable de permitirle
extender sus intestinos por el suelo,
a ver si así encontraban el foco del problema.

Un momento antes
aún era todo remediable.
Se abrió la camisa, introdujo
los dedos en la piel hasta llegar al hígado,
y sobre sus palmas lo tendió –toma
y come.

A los pies
del lecho de muerte del verdugo
–como voy a morir, hijo,
tendrás que relevarme y ser
tu propio carnicero. Te ayudarán
estos clavos,
dejaremos que se oxiden a la intemperie
hasta que llegue el momento.
Y cuando llegue yo
me enterraré a mí mismo.

Ebullición de peces ahogándose entre la piel
y el pijama.
Despierto, de pronto,
por la terrorífica certeza de la lucidez del jardinero.

Su mano temía encontrar otra mano
en la búsqueda del interruptor.

Al encenderse la bombilla, un poco de paz.
Algunos actos nos definen –pensó–
de modo irreversible.

domingo, 23 de enero de 2011

"El silencio es caníbal" (Tirsa Caja, "Los más queridos nombres")

El silencio es caníbal,
devora el interior sin compartirse.

Afuera todo en orden.

Fragmento del prólogo de "Los más queridos nombres", de Tirsa Caja. Por Eva Chinchilla


"La voz de Tirsa Caja no es de las que tienen la intención de conducirte por un sentido único, tampoco por las vías del doble sentido,  antes es una voz de las que abren posibilidades: Ella tenía en su voz los registros necesarios,/ Los sentidos abiertos en todas las palabras.  Al escucharla cualquiera puede comprobar cómo de manera extraordinaria su timidez actúa de megafonía: de una voz si no rota, sí polifónica de cortes y pausas, si no dodecafónica, sí con algo tan irresistible como resistente en ella: además de los registros de una voz, los modos de herirla o desaparecerla, algo que sabe hacer con maestría en tantos poemas de Los más queridos nombres.
(...)
Y la experiencia de su poesía, indudablemente también canto: mejor que nadie, como tantas otras verdades, lo sabe decir el poeta Manolo Romero,  gran duende de este libro: “es esta una voz hacia dentro, una voz de fado”.  Y si añadimos la analogía caja-jaula es porque en poesía, como en otras artes, el uso de lo real se pone al servicio también de la transformación de lo real. La poesía de Tirsa atraviesa y derrumba fragmentos de lo real, y si te aferras únicamente a lo que quedó en pie, estarás renunciando a la posibilidad de una transformación: convertirás el principio de un derrumbamiento que permite la salida, el viaje interior, la mutación -al modo de esas cajas en cuyo interior sucede la magia, sobre todo la de juntar lo seccionado previamente-  en una jaula. Si te atreves, lo que se mantiene de tu realidad podrá equipararse ahora con aquello otro a lo que te asoma. Si te asustas, permanecerás convertidx en aquello que te impide salir y que además es aquello a lo que te aferras: quedas expuesto, pero no libre; con todo, aún entonces Caja ofrece la magia generosa de mostrarte la jaula o la isla en la que tanto de ti aún vive." 


EVA CHINCHILLA