martes, 5 de octubre de 2010
Del epílogo de "La mujer anochecía" de Ada Menéndez. Por Oscar D'aniello (sin tilde en la o por petición del autor)
Es Ada. La puta, la tierna, la mujer que anochece y disfruta como tantos muchos. Grande, única, del pueblo, del club de los que se arrojan al mar de noche. Cuando no ves nada, ni siquiera tus pies. Cuando no sabes por dónde caminas aunque sientas el gustito de la arena entre los dedos. Valiente, como el ciclista ante la escapada. Ada es así. Pa' lante, transparente. Si te incomoda, busca otro sofá. Ada no se esconde ante un velo de misericordia, no pretende caer bien ni hacerte un masaje.
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