martes, 5 de octubre de 2010
Del prólogo de "La mujer anochecía" de Ada Menéndez. Por José Luis Piquero
¿En dónde encajaría una poesía como ésta en el panorama poético español? No sabría decirlo y no me tienta en lo más mínimo clasificar a Ada y a su obra, ponerle un código de barras. Pero, tras leerla, me atrevo a decir que su lugar es el de los que no se conforman, los que no siguen el camino marcado sino que van, tozudamente, a contracorriente y tienen una curiosa fijación: decir la verdad aunque duela. Ada Menéndez se desnuda porque quiere, porque necesita hacerlo, y nos gusta el cuerpo de su poesía, en la que todo es verdad. No hace falta ninguna otra etiqueta.
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