Iría a tu portón a reclamar.
Nunca viniste a remover las migas en mi mano.
Iría a tu portón.
Están las casas viejas aun más viejas
y es fácil encontrarse algunos rostros.
A veces estas casas son muy sabias
a punto del escombro nos colocan
en un rincón suave de memorias.
Largas horas mirábamos las vacas
nos vemos ya más altos
crecer entre cristales dolorosos.
En esta casa ya no vive nadie.
Nos dice muy bajito quiénes fuimos
me dice que arreglemos nuestras cosas
y bajo muy bajito nos advierte
que no abramos la puerta.
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