LIBACIONES III
Puedo llevar tu mano hacia mi carne y hacerme traspasar.
Es sólo un truco. El resto de mi cuerpo, lo que no puedes verme,
lo dejaré guardado en el cajón, con los cubiertos para las visitas.
Lo que haré será darle la vuelta a la silla. Restregaré mi cara por
Tu rodilla seca, el hueso, se clavará un segundo de dolor encendido:
lo que haré será hablarte con las piernas abiertas.
Por todo lo demás, lo que no puedes verme,
me dejaré arrastrar hasta un rincón sin ruido
de palabra, gruñidos o sensación de viento
y el espejo dirá
hasta dónde llegamos.
¿Cuánto tiempo ha pasado
entre el sueño y el sueño?
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