II
Van aguas cacareando
tu particular acorde
y no afinas tu canción.
Y te lo dije, lo dije,
que ya te lo tengo dicho,
catorce veces lo dije,
que te aguantes los andamios
y escapes de la tormenta
hacia un cielo azul y liso.
Si no trepas la pendiente,
no te enfangues en la escama
deslucida de reptil,
pero basta de ansias yertas
tan voraces y remotas,
que te escucho murmurar
por kilómetros y siglos.
Te agotarás si desprecias
las bondades de este pórtico
en silencio. Escucha bien:
Es habitable la vida
pálida como hoy la ves
sucediendo, masticando.
En el espejo lamerse
las crines, con afán nítido
retirarse a otros cristales.
No hay más lluvia que añadir.
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